GRANJA LAS ROSAS ♦ LA "CASA DE TROYA"

En una vieja casona de Moreno...

Alicia Vicchio ◘ Un aviso publicitario del vino Casa de Troya, para televisión y cine, filmado en los primeros años de la década de 1970, que también se escuchaba en las radios, comenzaba con la voz del actor Alberto Closas diciendo: Cuenta la leyenda que en una vieja casona de Moreno, de cuyo nombre no quiero acordarme… Esta nota cuenta la historia de ese lugar.

Se trata de una construcción que data de 1890 que aún, en medio de su decadencia, conserva sus líneas arquitectónicas y ese halo de misterio que la hizo famosa.

Está ubicada entre las calles Suipacha, Koch, dr. Vera y Marcos Paz, en el actual barrio Ciudad de Moreno, lado sur.

Hasta la década de 1980 se ingresaba, por la calle Marcos Paz, en medio de un camino bordeado por tres hileras de centenarias casuarinas, con dos senderos. Se veía el horizonte, una arboleda y luego la casona. En esos campos se organizaba el festival "Tiempo de Gauchos en Moreno".



Hoy en día esas casuarinas siguen en pie y tienen, a ambos lados, casas bajas producto de los loteos, que dieron origen a populosas barriadas cercanas a la diagonal Del Cañón, como San Jorge, La Lomita y Las Rosas.


Origen • Construida por Juan Grazzano, asentado en el distrito desde fines del siglo XVIII, la casona es el casco de una granja, que tenía una superficie de terreno cercana a las 40 hectáreas, cuyas tierras estaban destinadas a sembradíos de papas, variedad que se utilizaba para alimento porcino y de cuya cosecha participaba buena parte de la población.

Años después fue adquirida por Mario Santamaría, quien la convirtió en la Granja “Las Rosas”, establecimiento productor de frutas y verduras. Tras el deceso de Santamaría fue adquirida por los Laboratorios Afta y poco más tarde por Phillips, quienes utilizaban el solar para sus reuniones y hostal de sus directivos.



Tiene dos comedores –uno de invierno y otro de verano- ocho habitaciones, cocina de casi diez metros, tres sanitarios y un amplio estar con vista a los jardines traseros.
De techos altos, a casi seis metros del suelo y solados de madera en sus sectores más privados y de mosaicos en el exterior, comedores, baños y cocina. En su época de esplendor tenía una gruta con un lago artificial.
En la actualidad la estructura tiene un regular estado de conservación, mantiene sus puertas, herrajes, ventanales y rejas originales.



Por la parte posterior de la vivienda se sube a un balcón terraza al que se accede por medio de seis escalones de mármol blanco de Carrara, que comunica con un estar semi-cubierto, desde el que se observan las instalaciones internas, colapsadas por el paso del tiempo y el descuido.

Una tragedia • Un hecho de sangre en la Granja Las Rosas fue reflejado por las crónicas capitalinas. Sucedió que el 14 de diciembre de 1931, cuando el peón Simón Bernese, de origen polaco, que había participado en la Primera Guerra Mundial y sufría de alteraciones mentales, dio muerte a dos de sus compañeros de labranza e hirió a otros dos. Tal suceso cobró repercusión, por la trascendencia que le dio la prensa y ocupó durante varios días los títulos de portada.

La decadencia • En 1979 se subdividieron las 40 hectáreas, menos el sector del casco, para la realización de un proyecto de barrio privado con 612 predios, destinados a la colectividad judía, a la que pertenece el actual propietario, idea que no prosperó.

Entre 1987 y 1991, producto de un loteo indiscriminado surgieron nuevos barrios, que hoy la rodean y ocultan.

La vieja casona de Moreno, vulgarizada como Las Rosas, aunque no conserve ese nombre, ni tenga ninguno, todavía está de pie en su aspecto exterior, pero deteriorada en su interior.
Un casero la habita desde 1945. Su propietario no la preserva, ni está interesado en este legado patrimonial arquitectónico y la deja caer
en forma inexorable.

El tiempo, que no es aliado de las nobles estructuras, hace lo suyo. Quizás se pueda vencer al arcano, ponerla en valor y transformarla en bien común para toda la comunidad ♣