PLAZA BUJÁN ♦ LA ÚNICA ENTREVISTA REALIZADA AL DR. PEPE BUJÁN

El por qué del nombre de este espacio público

Tal vez el nombre del médico José Pepe Buján hubiese pasado inadvertido para mucha gente en el distrito de Moreno. Pero en el mes de enero de 1995, saltó a la escena nacional. Fue a través del programa Radio Show, conducido por Juan Carlos Beltrán que se transmitía por Radio del Plata.
A ese programa se comunicaron, agradecidas, varias personas que fueron atendidas por “Pepe”, como lo llamaban cariñosamente. En esa audición radial, la reconocida periodista Maricarmen Almada, cumplía funciones como locutora comercial.

La entrevista que sigue fue realizada en julio de aquel año y publicada por las revistas Identidad de Moreno y Frontera de Agua (edición única, dirigida por Alicia Vicchio, dedicada al aniversario de Paso del Rey, editada en diciembre de 2000).

El dr. Buján falleció el 17 de agosto de 1998, un año después del fallecimiento de este profesional, las autoridades del Municipio de Moreno reconocieron la trayectoria del médico y bautizaron con el nombre Doctor Buján, a la plaza ubicada en Ruta Provincial 7 (mal llamada ruta 5) km 35,500 de Paso del Rey, convertida hoy en el principal lugar de encuentro de la familia morenense.

El primer médico de Paso del Rey

◘ Maricarmen Almada ◘ José Buján se deja acariciar por el sol. Corre el duro invierno de 1995. El está sentado cerca de la ventana, en su sillón favorito de pana verde musgo, oteando la ventana. Recibe a la cronista con la mano extendida en ademán gentil, de caballero. Todavía hoy atiende en su consultorio pero la tarde se hace propicia para una tregua en el trabajo. Como cortina de fondo, pone música gallega y recorre divertido los caminos del pasado.

Buján fue el primer médico que tuvo Paso Del Rey. Llegó al Partido de Moreno en el año 1948, durante la intendencia del Dr. Alberto Vera. En ese tiempo, el pueblo recibía gran afluencia de turistas que buscaban aire puro y buena pesca a la vera del Río de la Reconquista.

Gallego de origen y argentino por adopción, el dr. Buján, nació en Lugo, España. De su provincia natal exhibe con orgullo el amor por su música y la veneración por los antepasados. También, esa terquedad “ galaica” con la que perseveró además en su batalla contra el río y sus inundaciones. Y fue así que se quedó en Paso del Rey, definitivamente enamorado de este lugar y de su gente.

Los humildes tienen saludable el alma -dijo con convicción. Atendió por años a conocidas familias de nuestro distrito como los Nine, Franco, Cabaña, los Tomasello, Salanova y la famosa Negra de la barrera, entre tantos otros que recordaba. Buján conoció a los doctores Insuzarry, Asconapé, De la Quintana y Fongi. “Acá siempre hubo muy buenos médicos” destacó, quitándose importancia.

La especialidad de Pepe, fue la ginecología y la cirugía general, pero aquí en Moreno se convirtió en un médico todo terreno, ya que a la hora de sus necesidades, los vecinos no reconocían rubros específicos.

En ningún pasaje de la entrevista, Buján confesó su edad, aunque con coquetería admitió tener "muchísimos años”. Alto y delgado, de tez cetrina y facciones nobles, el médico aún mantenía su elegancia y aplomo, pasando ya holgadamente las ocho décadas de existencia. Por cierto, lo esencial del hombre está delante nuestro. Intacto. Su humildad, sus manos tersas. Los ojos tiernos y esos dos pliegues profundos que le surcan el rostro cuando ríe. Tiene buen humor y muchas ganas de conversar.


. ¿Cómo llegó a Paso del Rey?
Por pura casualidad, el azar quiso que fuera el primer médico de Paso del Rey. De todas maneras, siempre atendí a pacientes de todo el distrito así que me considero un médico más de Moreno. Corría el año 1948 y mi padre había comprado una quinta camino a Cascallares. Allí nos vinimos para librarnos del humo y el cemento de la capital, a purificarnos. Hoy, con la autopista se llega en unos minutos, pero en aquella época, este lugar era de verdad, el lejano Oeste.

. ¿Qué recuerdos tiene de sus primeros tiempos en Moreno?
Bueno, yo todavía preparaba mis materias finales de medicina en esa casa, a la sombra de un níspero viejísimo. Si existiera aún, el podría dar cuenta de mis avatares de estudiante.

. ¿ Y qué hizo cuando se recibió?

Ya mi hermano Arturo se había recibido también de médico, un tiempo antes. El se había radicado en Moreno, justo al lado del Club Biblioteca Mariano Moreno. Arturo falleció en 1987, luego de toda una vida de servicio en este lugar. El hecho de que mi hermano ya estuviera acá, facilitó mi venida, con la diferencia que yo elegí Paso del Rey para vivir...

. Sin duda ambos fueron pioneros

Debe haber algo de eso en la familia. Mi tío Germán Somoza, hermano de mi abuela materna, fue el primer médico de Concordia, en la provincia de Entre Ríos, cuando apenas era una villa. El me contó que recetaba hierbas medicinales y tenía una farmacia. Hoy, la tradición la continúa mi hija María Rosa. Ella es endocrinóloga y atiende en clínicas de Moreno. También lo hace en nuestro consultorio particular que algún día recibirá como herencia mía. Y más aún. A mis nietos pequeños ya les inculcó el amor por nuestra profesión.

. ¿Cuáles eran las características de Paso del Rey cuando Ud llegó?
Vivía muy poca gente. El pueblo tenía algunos almacenes y contadas casas, muy alejadas una de otra. En ese tiempo Paso del Rey era conocida por la cantidad de recreos a lo largo del río. Mucha gente de la Capital, venía acá para extender sus manteles sus manteles a la sombra de las casuarinas. Por entonces el llamado Río Las Conchas, por ser de llanura tenía sus aguas de color marrón y aunque hoy suene increíble, lucían claras y había buena y abundante pesca.

. ¿Qué medios de transporte utilizaba para atender a sus pacientes?
Me valía de todas las posibilidades. Me tocó una vez, salir urgente en una moto y también a caballo. Importaba llegar. No se olvide que yo era el único medico de la zona. A veces, desde algún campito de Puente Márquez, me venían a buscar en sulky, otras en el carro del lechero. Eso sí, me cuidaban mucho. En todos los casos me colocaban en el asiento de madera, la piel más gruesa y seca.

. En esos viajes a través del campo, del río. ¿Existían peligros para su integridad?
( Risas) Si fue así, no lo noté. Resultan muy interesantes para mí, recordar ahora aquellos días. Reconozco que había adquirido una gran irresponsabilidad para entrar a cualquier sitio, no medía los riesgos.

. ¿Recuerda alguna anécdota de ese tiempo?
¡Tantas! Una vez, después de una abundante lluvia, cruzé las zanjas que formaba el río a upa de un peón forzudo. Así ellos cuidaban a su doctor. En otra ocasión, ya cuando me pude comprar el primer coche, un Forcito modelo 37, atravesé el vado de Casco Salas. El auto salió en la otra orilla escupiendo agua de los pistones. Esto se repetía cuando me llamaban de los barrios Reconquista y Arco Iris ( Merlo), zona de tambos a las que también asistía por su cercanía y porque no tenían médico.

. ¿Cuál era la forma de pago por sus servicios?
Siempre muy irregular, esa era una característica de la gente de la zona, en su mayoría colonos vascos, italianos y españoles, todos muy sencillos y buenos pero de escasos recursos. A veces me decían Doctor, hoy no le puedo pagar. Pero tengo una par de pollos que se va a chupar los dedos. Naturalmente, me los ponía en el coche o en el vehículo que me tocaba en suerte y regresaba a casa. En un momento, tuve que hacer mi propio gallinero para guardar todas las aves que me entregaban.

. ¿Qué diferencia encuentra usted entre el rol que ocupaba el médico en aquella sociedad y la actual?
En esos tiempos, el doctor se transformaba en alguien muy especial. Era el consejero, el amigo de máxima confianza. Si alguien no tenía conexiones políticas o policiales, era parte espontánea de nuestra tarea, recomendar a un paciente, sacarlo de problemas. Claro, yo pertenezco a la generación de la vieja escuela francesa, con una formación humanista más desarrollada. Ahora los médicos salen más profesionales. Además le escapan a los sitios que no le ofrecen seguridad. Tal vez algunos hagan comercio de esta profesión. Yo rescato a aquellos médicos idealistas que desempeñan tareas en regiones apartadas de nuestro país, jóvenes altruistas que trabajan con verdadero espíritu solidario.

. Pero Ud. todavía está en actividad. ¿Se pudo adaptar fácilmente a esos grandes cambios sociales, a los tecnológicos?
Sí, claro, como uno se acostumbra a los achaques de la vejez. Mire, yo fui criado por mi abuela y dos tías de enorme carácter, con una rigidez casi feudal. Ellas me enseñaron a ponerle el pecho a las adversidades, a lo inevitable. Así enfrenté las inundaciones del Reconquista y me quedé en Paso del Rey. Ahora, con el tiempo corto ya no le temo a la muerte, casi la siento una amiga. Esas tres mujeres así me prepararon.

Eso sí, cuando llegue la hora, le aseguro que me encontrará en el consultorio, con las botas puestas.-